“Alli [se trataba de la zona en torno a la ciudad de Valdivia] gozaron los soldados de buen temple, de aires sanos y de buenas aguas, y hallaron regalo y socorro en la infinidad que ay de manzanos y camuesos en la ciudad antigua y al rededor del nuevo cuartel, tanto que en hambres grandes que ha padecido aquella plaza por el descuido de los proveedores y ministros en embiarles los bastimentos por mar, han suplido las manzanas de la tierra, haziendo de ellas varias diferencias de guisados, siendo el unico remedio para no perezer de hambre” (Diego de Rosales, Historia general del reyno…, id. 331).
La Manzana, desde su inserción en la zona sur de Chile a partir del siglo XVI y subsecuentemente, la chicha, se expandieron rápidamente. La enorme velocidad de este fenómeno, probablemente haya tenido que ver con la disponibilidad tecnológica y saber que los mismos indígenas tenían respecto a la posibilidad de hacer fermentados de muchas frutas como el maqui, murta, piñón, guinda, ciruela, membrillos, entre otros. De modo que la llegada de la manzana y su espléndida adaptación al medio natural de la zona, seguramente se constituyó para los indígenas en una interesante nueva y abundante posibilidad. De acuerdo al mismo Rosales,
“Los manzanos dan en tanta abundancia que se hazen bosques de ellos, y desde Valdivia al Calle Calle están las margenes de los rios por cuatro i cinco leguas coronadas de altissimos manzanos hechos espeso bosque. Y los indios de arriba, desde la Imperial, Tolten y la Villarrica, hasta Osorno, tienen sus manzanares cada uno para hazer chicha de manzanas, con que tienen que beber lo mas del año. Y dizen que aquellas son sus viñas, porque aunque son muy amigos de vino no plantan ni cultivan las viñas…” (Diego de Rosales, Historia general del reyno…, id., p. 192 a 193).
Lo que es más importante, sin embargo, es que a partir del siglo XVI la Chicha se convirtió rápidamente en un elemento que formó parte de casi todos los aspectos de la vida de los indígenas. Según Rosales,
“En llegando un huésped a la casa de un indio luego le dan chicha, y al salir un cántaro y al subir a caballo otro, y esta es la cortesía y el agasaxo. Tienen varios modos de hacer chicha y no se hace junta, llamamiento mortuorio ni casamiento sin chicha” (Id., p. 486).
A partir de 1911, el mismo plano urbano de Purranque diseñado por Tomás Burgos, se convirtió en factor de desarrollo de la chicha. La extensión de los sitios diseñados originalmente, otorgan la posibilidad de que las familias dispongan de espacio para unos cuantos árboles frutales y la posibilidad cierta de fabricar chicha para consumo familiar.
Pero, en el contexto de una economía de ascenso y gracias a la acción del paso del ferrocarril, en Purranque se observa el levantamiento de una serie de talleres urbanos y empresas familiares que lograron impacto incluso regional. Destacan las industrias de Prambs, Puschel, Rosas en Purranque o la de la familia Alvarado en Corte Alto y Barría en Hueyusca o Mayorga Navarro camino a Fresia. ¿Cuál fue el nivel de producción que tenían estas empresas como la de Prambs al año, el principal de estos productores?; ¿dónde se comercializaba este producto? ¿qué lugares geográficos alcanzó? ¿cuál fue su nivel tecnológico? ¿cómo era el procedimiento de fabricación? ¿qué tipo de materiales y procesos utilizaban para el almacenamiento del fermentado? ¿qué daño pudo ocasionar el terremoto de 1960 a esta industria? ¿hasta que año funcionaron?, son algunas de las interrogantes que deberían ser respondidas por una investigación que se desarrolla actualmente.
La elaboración y consumo de chicha ha sido un fenómeno social que pervive hasta hoy día. A comienzos de la década de 1940, ya se observan las primeras evidencias de la aceptación de la chicha purranquina. En 1942, dada una gestión del gobernador de Puerto Varas, el alcalde de la ciudad de Purranque Emilio Held recibe una carta de la Dirección General de Obras Públicas firmada por Eduardo Morel. Por medio de la nota, se solicitaba la posibilidad de enviar unas botellas de chicha purranquina a Juan Antonio Ríos Morales, Presidente de la República. La carta decía, mi estimado don Emilio,
"…le transmití el encargo del señor Gobernador de Puerto Varas, en el sentido de proporcionar unas treinta botellas de chicha a S.E. el Presidente de la República, quien deseaba tener en su mesa algo del sur. Le indiqué al Gobernador que donde podía encontrar lo mejor para estos casos, sería en su casa; Ud. perdone que me haya tomado esta libertad de mencionarlo, pues recuerdo dos años atrás en su hogar tuve el placer de beberla en compañia del amigo Delgado..." (Eduardo Morel, Carta DIRECCIÓN OBRAS PÚBLICAS, 1942).
Algunos días después, Emilio Held realizaba un envío al Presidente. La carta que acompañaba el paquete, señalaba,
"Excelentísimo Señor Presidente: Por encargo del sr. Gobernador de Puerto Varas remito a Su Excelencia un cajón con treinta y seis botellas de chicha de manzana. Esta chicha fue embotellada hace más de dos años, es pura de manzanas y embotellada al natural sin filtrar, este es el motivo que es un poco turbia y convendría dejarla un poco tiempo en un lugar fresco para que repose un poco, aunque también se puede tomar desde luego.
"Como Alcalde de la Comuna de Purranque ruego aceptar este pequeño obsequio y reciba Su Excelencia los afectuosos y cordiales saludos y con profundo respeto me suscribo como su más fiel servidor" (HELD, 1942).
En la década de 1960, el diario La Prensa de Osorno destacaba la elaboración de chicha en Purranque como una actividad urbana que incluso daba identidad a la ciudad:
“Cuando se habla de la actividad industrial de una localidad, [señala la crónica] evidentemente se consideran, principalmente, aquellas que se nutre de la producción regional (…) Tal el caso, de la industria elaboradora de chicha de manzana de propiedad del Sr. Bruno Prambs. Desde todos los puntos de la zona convergen hacia dicha industria las sabrozas manzanas que pródigas ofrece la tierra purranquina” (S/A., Chicha purranquina es producto de prestigio, en Diario La Prensa, domingo 16 de abril de 1963, p. 5).
En la actualidad, la chicha se sigue fabricando y consumiendo en Purranque. Aunque no es una actividad formal. Las presiones de la “Autoridad Sanitaria” principalmente, la han relegado a una producción marginada a talleres ilegales, distribuidos en el margen de la ciudad y en el campo. La autoridad sanitaria a actuado con una racionalidad moderna. Pero de espaldas al significado patrimonial de la manzana y de la chicha, con algunas excepciones, una bebida esencialmente familiar.